Hoy voy a escribir sobre un tema que me pone de
mala uva: la imposición de mis ideas y la intolerancia hacia las ideas de los demás.
El caso es que siempre he creído que cuando
alguien cree tener razón está bien que intente hacer lo que cree, incluso
admito que intente convencer a quien no esté de acuerdo con ello; pero de ahí a
imponer sus ideas, creencias, razones en definitiva, hay un mundo.
Viene esto al caso de la situación que estamos
viviendo en España en la actualidad (abril de 2013). Tenemos un partido (el PP) que gobierna
con mayoría absoluta, que impone sus criterios a todos y en todo.
Me diréis que para eso lo votaron una mayoría
de ciudadanos. Error, no fue una mayoría, lo que ocurre es que el perverso sistema
electoral que tenemos hace que se premie a los partidos mayoritarios, favoreciéndolos
en el cálculo de representantes que obtienen por cada circunscripción
electoral.
Además, aún asumiendo que fuese verdad lo
anterior (el que lo votaron la mayoría de los españoles), sigo creyendo que no
se puede gobernar de esa forma, habría que hacer algún tipo de concesión a las minorías
que no sustentan el gobierno. Pero aún hay más, en este caso en concreto el
gobierno de España está haciendo todo lo contrario a lo que dijo para engañar a
los electores y que le votaran. Si consideráramos las promesas electorales como
un contrato vinculante, está claro que el PP ha incumplido su contrato, no ha
hecho nada de lo que dijo que haría.
Otra explicación que he escuchado: es que
España estaba muy mal y había que hacer lo que el PP está haciendo. Si esta
fuera cierto, creo que lo que debería haber hecho el citado partido era decir
la verdad de la situación en la que se encontró el país y, a renglón seguido, convocar
o bien nuevas elecciones porque no iba a cumplir lo prometido o bien un referéndum
para que el pueblo diera el visto bueno a esas medidas que nos han impuesto a
todos. Pero no, Mariano tenía tantas ganas de llegar al poder que, ni se le pasaron
por la cabeza esas opciones (referéndum o elecciones), ni desde luego se le
pasa ahora por la cabeza dimitir.
Me voy del tema, otra imposición es la que
Europa, bueno llamemos a las cosas por su nombre, Alemania, nos obliga a hacer.
No hay negociación, nos impone su criterio con el falso argumento de que se
negocia, dejémonos de tontadas, en Europa no se negocia, Alemania impone su
criterio y los demás con tal de seguir, dicen que si a todo.
Las religiones son otro ejemplo de cómo
intentan imponer su credo a los demás. Y a las bravas, ya sea violentamente, ya
sea intentando coaccionarte socialmente (a través de familiares, amigos,
vecinos, etc.) “indicándote” lo que está bien considerado y lo que no.
Creo firmemente que las razones que cada uno
tenga (religiosas, sociales, morales, familiares, etc) no obligan a nadie a
imponérselas a los demás, y creo en el diálogo como única respuesta a los
intereses contrapuestos.
Cuando no se llega a ningún acuerdo, más vale
hacer una mala componenda para todas las partes antes que la imposición del
criterio de una de ellas, porque si sucede esto último, cuando cambien las
tornas del ciclo (político, religioso, etc) el que estaba abajo impondrá su
criterio al que estaba arriba (como lleva sucediendo en España desde ….), y así
no se evoluciona, ni se llega a ninguna parte.
Hasta otra.