jueves, 23 de diciembre de 2010

Funcionarios

Voy a escribir de un tema que no quería tocar, pero a la vista de la gran cantidad de información sesgada que se está dando en la actualidad, no me queda más remedio que hacerlo: LOS FUNCIONARIOS.

El término "funcionario" se refiere única y exclusivamente al personal estatutario al servicio de las administraciones públicas a las que está vinculado por un régimen de Derecho Administrativo (no laboral). En las administraciones públicas, además de funcionarios, hay personal laboral que está sujeto al Derecho laboral.

Además hay que tener en cuenta la diversidad de servicios que prestan las administraciones públicas (sanidad, justicia, ejercito, educación, seguridad, hacienda, seguridad social, etc.), y en todos ellos hay funcionarios y laborales.

Sin embargo, para la mayoría de los ciudadanos son funcionarios, el personal de oficina, olvidándose del resto. Hay que tener en cuenta en entre este personal de oficina también hay funcionarios y laborales.

Por otro lado, el acceso a la función pública se hace por medios que garanticen la igualdad, el mérito y la capacidad de los candidatos. Los métodos más usuales para dicho acceso son la oposición y el concurso-oposición. Se trata de una serie de pruebas y exámenes, en concurrencia competitiva, que valoran los conocimientos (realización de pruebas orales o escritas relativas a un temario) y méritos (años de antigüedad, cursos realizados, carreras, licenciaturas...) de los candidatos.

No hay que olvidar, que nuestros gobernantes (locales, autonómicos y estatales) tienen la prerrogativa de asignar a dedo a personas de "confianza", que tienen la categoría de personal eventual, prerrogativa de la que han hecho gala con mucha asiduidad y alegría.

El hecho de que el funcionario tenga unas condiciones de trabajo especiales, entre ellas la estabilidad laboral (lo que permite entre otras cosas que la función pública se ejerza con imparcialidad, independientemente de quien gobierne), conlleva que en época de crisis, como ahora, suscite envidias y se hable de que son insolidarios con el resto de los trabajadores. Se olvida que cuando no ha habido crisis, también eran fijos y su salario también era bajo, lo que ocurre es que como ahora ha disminuido el nivel general de vida, parece que ganan más (o dicho de otro modo "en el país del ciego el tuerto es el rey"). Teniendo en cuenta que España es un país de envidiosos, lo fácil es "vamos a bajar el sueldo de los funcionarios", en vez de intentar que aumente el nivel de vida y el salario de todos los trabajadores.

Cierto es que en las administraciones públicas hay trabajadores (tanto funcionarios como laborales) que no dan un palo al agua, pero eso ocurre en todos los trabajos. Lo que ocurre en la empresa privada es que es más fácil coaccionar con el despido al trabajador "vago", pero existir también existen y sobre todo en las empresas grandes, donde es más fácil pasar desapercibido. Pero yo creo que son muchos más, y con bastante diferencia, los buenos trabajadores de la administración que los malos, lo que ocurre es que se ven únicamente los defectos, pero no se ve cuando se hacen bien las cosas (porque ese debería ser su estado natural, hacerlas bien).

Hay que tener en cuenta también, que cuando un empleado público no rinde o es porque tiene un mal jefe que no le presiona y/o motiva, o porque en su puesto no hay trabajo (mal reparto de las cargas de trabajo, lo cual también es culpa del jefe). En este contexto cuando hablo de jefe me refiero a la autoridad competente en la materia que puede dictar las instrucciones necesarias para ejecutar el trabajo.

Desde otro punto de vista yo creo que hay muchos más "funcionarios" (en el sentido peyorativo de la palabra) de los que el público ve. Por ejemplo, todos los que viven a costa de cobrar una subvención (de cualquier tipo) de una administración. Se han acostumbrado a ello y no quieren hacer otra cosa, por eso practican la política del avestruz (esconde la cabeza y déjalo todo como está, no sea que me quiten lo mío).

En fin, que no comparto la opinión del público en general de que los "funcionarios" son unos vagos, aunque algunos si hay, y a pesar de ser pocos se notan mucho.

Hasta otra.

jueves, 9 de diciembre de 2010

El libro electrónico (ebook)

Tenía intención de escribir sobre un tema controvertido, que seguro que no faltan en esta nuestra sociedad, pero mira por donde no tengo ganas en estas fechas de meterme en barrizales de los que cueste trabajo salir porque aunque soy de los que mantienen sus opiniones aunque vayan en contra de la mayoría, ahora mismo no estoy por la labor. Por eso mismo voy a comentar una noticia que me han hecho llegar recientemente vía twitter, y es que en España no termina de despegar el consumo de ebooks.


Bueno, vayamos por partes.


En primer lugar creo que en España se lee poco, a pesar de que no se donde leí que España era uno de los países donde más se publica (edita). No se quien los comprará, porque libros, si se regalan en estas fechas, pero eso, se regalan, que se lean es otra historia. Mi experiencia personal, es que en mi entorno se lee poco, incluso conocidos, amigos y familiares con estudios y cultura, les gusta poco leer. Posiblemente porque la lectura requiere una actitud positiva por parte del lector, te tienes que poner a leer y entender el mensaje. Lo cual contrasta con otras actividades que son pasivas, como ver cine, televisión, escuchar música.


En segundo lugar creo que el personal le tiene miedo a lo nuevo. El ebook es una tecnología relativamente nueva y como tal le tienen todavía cierto respeto a la misma. Por otro lado, mucha gente cree que el ebook se tiene que leer en una pantalla de ordenador o en un portátil. Nada más lejos de la realidad, se puede leer en esos dispositivos, pero es aconsejable en uno específico, es decir, propiamente en un ebook, ya que se puede leer exactamente igual que en un libro, sin desgaste ocular, y por experiencia propia puedo afirmar que no se cansa la vista en absoluto.


En tercer lugar hay que tener en cuenta que todavía es una tecnología cara. ¡Vamos! que cualquiera no se puede gastar 300 euros de media que cuesta, y más con la crisis que tenemos encima.


Todo ello da lugar a que el consumo del libro electrónico no termine de despegar en España. O por lo menos eso creo yo. Yo tengo uno hace un par de años, y puedo afirmar que es la mejor inversión que he hecho en materia de lectura. He leído libros que quería leer pero que no me decidía a comprar. Ahora los leo, y si me gustan mucho, mucho, los compro en papel (más que nada porque me gusta el tacto del libro, el olor del papel). Por otro lado he de afirmar, al igual que Mario Vargas Llosa en el discurso del premio Nobel, que la lectura es de lo mejor que me ha pasado en la vida. Te permite vivir aventuras en tu imaginación sin salir del salón o del dormitorio, aprendes cosas nuevas, vives las experiencias de personajes ya desparecidos, te adentras en la mente de ilustres pensadores, etc.


En fin, que para mi, la lectura es una experiencia única, y lo que siento es que no haya más gente que lo viva de esa forma, sobre todo los jóvenes. Por eso, cualquier autor que haga que se lea más me gusta, aunque el género sea denostado por los "intelectuales" (por ejemplo la saga de Harry Potter).


Hasta otra.

domingo, 31 de octubre de 2010

La lectura

Hace tiempo que vengo dándole vueltas a una idea, y por fin, después de algún tiempo sin publicar nada, voy a exponerla.
Creo que en la sociedad española actual hay un déficit de lectura, la gente no sabe leer en general.
Me voy a explicar, pero antes voy a dar mi idea de la lectura. Yo creo que la lectura se compone de dos partes: una primera fase que comprende el hecho mecánico de leer los caracteres gráficos escritos (lo que yo llamo la lectura "en sí"); y una segunda fase en la que hay que entender lo que se ha leído (la comprensión).
Pues bien, no niego que en la sociedad española actual casi todo el mundo sabe leer, pero esta lectura abarca únicamente la primera fase, es decir, la lectura, siendo un porcentaje ínfimo el personal que llega a la comprensión.
Si esto no es así no se explica la cantidad de tonterías que se dicen y se hacen al cabo del día después de leer algo, como si no lo hubieran entendido.
Creo que la solución puede estar, aparte de mejorar la educación (que ya es mala de por sí), en dedicarle más tiempo a la lectura y menos a la televisión.
Hasta otra.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Cultura del pelotazo

Vivimos en la cultura del pelotazo. Me explico. Creo que desde que empezó a inflarse la burbuja inmobiliaria, allá por los años 90, se ha instaurado en España una cultura en la que prima el pelotazo. O sea, hacer poco (a ser posible nada), y llevarme el dinero calentito (y a ser posible, mucho). Esta cultura ha llevado a que nuestra juventud no intente superarse, y quieran ganar mucho haciendo poco, y que sea prontito, vamos la ley del mínimo esfuerzo conjugada con la de la máxima ganancia. Ejemplos tenemos muchos, pero uno de los más recientes es el programita de Telecinco “Las joyas de la corona”, donde se premia a gente que no ha hecho nada en su vida, por hacer un poco de esfuerzo ahora. Consecuencia de esta situación es el estado de opinión entre los jóvenes (y no tan jóvenes) de que no hay que estudiar y labrarse un porvenir si no que basta con ir a un programa de televisión y hacer el ganso para ganar dinero.
Otra consecuencia de lo que yo llamo cultura del pelotazo, es la falta de profesionalidad. Ese estado mental en el que te da lo mismo hacer las cosas bien o mal, tienes que estar en el trabajo un tiempo y procuras pasarlo lo más rápido posible y sin complicaciones. Ya no hay interés en hacer las cosas bien sólo por hacerlo bien, por tu propia dignidad. El mecánico que te arregla con desgana el vehículo, el sanitario que te atiende porque no tiene más remedio, el repartidor que va a llevarte un paquete cuando le da la gana, etc. son algunos ejemplos de lo que digo. Y a todos se nos olvida que en algún momento nosotros también somos receptores de servicios y que nos gusta que nos traten bien.
Por todo ello, yo propugno que en nuestro trabajo nos apliquemos el aserto de “trata a los demás como te gustaría que te trataran”. Y con respecto a nuestra juventud, deberíamos de empezar a valorar mucho más el esfuerzo de los que estudian, y empezar a denostar a los inútiles que no estudian porque no quieren y encima creen que se merecen el oro y el moro.
Con todo esto sé que parezco un viejo retrógrado, pero bueno no me importa, es una opinión como otra cualquiera y el que no esté de acuerdo que lo diga, que para eso estamos en una democracia (o eso creemos, ya que como decía José Saramago “el poder real es el económico, por lo que no tiene sentido hablar de democracia”). 
Hasta otra.

martes, 14 de septiembre de 2010

Aparcamientos para minusválidos

El otro día tuve que ir a un centro comercial con un minusválido en su coche, y al querer aparcar en la zona reservada a los mismos no pude hacerlo, ya que estaba llena.
Como resulta que hay muchas personas con movilidad reducida que usan el vehículo para tener algo más de autonomía, no me cabree y busqué otro aparcamiento. Una vez aparcado el coche pasé por delante de los aparcamientos reservados y, ¡oh, sorpresa!, solo había 3 coches con la tarjeta de minusválido de las 10 plazas reservadas.
Evidentemente me cogí un rebote de campeonato. ¿Es que esta panda de impresentables que hay en el mundo se cree que esos aparcamientos están ahí por gusto?.
Señores a ver si nos enteramos de una puñetera vez, los minusválidos con movilidad reducida, como dice la frase, no se pueden mover igual que los demás, por ese tienen ese reconocimiento del organismo encargado de facilitarlo. Y los aparcamientos son mas ámplios para que puedan salir sin dificultad y suelen estar en sitios donde tengan que moverse poco para acceder al lugar al que quieren ir. El hecho de que veamos a personas con tarjeta de movilidad reducida y nos parezcan normales, sólo nos indica que su minusvalía no se ve, no que no exista. Bastante tienen con lo que tienen para que encima los jodamos quitándoles unos aparcamientos que les facilitan algo la vida.
Lo único que me queda por decir es que ojalá todos los que aparcan en estos sitios reservados quitándoles la plaza a los minusválidos, se vean temporalmente en una situación en la que puedan comprender a las personas con movilidad reducida, porque como dice el refrán “nadie escarmienta en  cabeza ajena”.
Hasta otra.