sábado, 2 de abril de 2011

Zapatero es mi presidente

Zapatero es mi presidente, como Francisco de la Torre es mi alcalde y Griñán lo es de la Junta de Andalucía, independientemente de que lo haya votado o no. Una vez elegido representa a la institución que preside, por lo tanto es mi representante máximo en el ámbito correspondiente. Cosa distinta es que esté de acuerdo con ellos, o con la política que hacen. Es imposible estar de acuerdo al 100% con las decisiones de otro que no seas tú, incluso a veces ni con las propias decisiones que tomas estás de acuerdo, o por lo menos dudas muchas de ellas.
¿Por qué digo esto? Pues sencillamente porque no entiendo al personal que defiende a capa y espada las decisiones y actuaciones de sus líderes, aún a sabiendas en su fuero interno de que se equivocan. Bueno, sólo lo puedo casi entender desde el punto de vista de la disciplina de partido. Pero el que no sea afiliado al partido, sino simple simpatizante, la verdad es que no lo entiendo. La única explicación que se me ocurre es que no quiera reconocer explícitamente que estaba equivocado con esa persona o con ese ideario, no sea que los demás pensemos que es una persona voluble.
Entiendo que si una persona con una ideología afín a un determinado partido político, ya sea afiliado o sea simpatizante, afirma que dicho partido o su líder hubiera hecho las cosas, o algunas cosas, de otra forma, me resultaría mucho más creíble como persona y a lo mejor le escucharía desde otra perspectiva. Pero desde luego, a los intransigentes que defienden a capa y espada TODO lo que haga su partido o su líder, no los oigo, porque no son más que fanáticos que no admiten ninguna opinión distinta a la suya, y lo que nos hace falta es DIÁLOGO y CONSENSO y no fanatismo e intransigencia.
Hasta otra.


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